Lisboa

Cuando llegas a la capital portuguesa te das cuenta de que  pasado y presente conviven de la mano. Llena de tradición, encontrarás a cada paso calles con fachadas llenas de azulejos de origen árabe.


Testigo del terremoto ocurrido en 1755 es la zona del centro histórico de la Baixa y Chiado, donde podrás disfrutar de  la mayoría de los atractivos turísticos de la ciudad. La Plaza del Comercio rodeada de los edificios de los ministerios unidos por el arco del triunfo y al fondo el Tajo tiene una buena vista para ver el puente colgante 25 de Abril. Además aquí puedes subir al tranvía número 28 que comunica los barrios de Lisboa más pintorescos, aunque en mi opinión es mucho más cómodo el metro, así que si lo prefieres también puedes echar la típica foto del tranvía lisboeta que todo turista debe tener.
También podrás encontrarte con el Elevador de Santa Justa que comunica la parte alta y baja de la ciudad, cuesta 5€ subir y bajar pero no merece mucho la pena  porque desde el mirador del Barrio Alto tienes mejores vistas. Si aún así quieres subir te recomiendo que lo hagas con la tarjeta de transporte Viva Viagem que se compra en el metro y podrás subir y bajar las 24h.

No pasará desapercibida la estación del Rossio de estilo neomanuelina cuyo techo de los andenes fue idea de Eiffel al igual que el Elevador de Santa Justa. En la entrada hay una escultura en homenaje al fado. El fado es el canto portugués y está reconocido como patrimonio inmaterial de la humanidad.


                                     
Desde la Baixa puedes ir fácilmente al barrio de Alfama. Pasea tranquilamente con un buen calzado pues te perderás por sus calles con encanto y descubrirás la verdadera y tradicional Lisboa. Es aquí donde puedes ver la catedral gótica de la ciudad. Siempre he dicho que desde donde mejor se ve una catedral es desde el suelo, así que haz como yo y siéntate por cualquier rincón, mira hacia arriba y deja que el tiempo se pare.
Sube unas cuantas calles de Alfama y llega al castillo de San Jorge.

El tranvía 15 te lleva a Belém (eso si, ojito con los carteristas) donde te puedes acercar al Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belém. Y junto al Tajo verás el monumento a los descubridores y el puente 25 de Abril con el Cristo Rei de fondo, homenaje al de Brasil.
Una parada obligatoria si vas a Belém es ir a probar los pasteis de Belém originales. Su receta es secreta y original del Monasterio. Por todo Lisboa venden estos riquísimos pasteles de nata pero no saben igual a los de Belém. Si no lo crees, puedes hacer como yo e ir probando por varias pastelerías para comparar, te gustarán todos pero los originales tienen algo especial. 

Y si después de tanto dulce te apetece algo salado, pásate por el Mercado da Ribeira a cenar. Se trata de un mercado restaurado con un montón de restaurantes con todo tipo de comida, pero si lo que quieres es probar la cocina portuguesa, yo estuve en uno al que me llevó una buena amiga local a cenar y me encantó, se llama A cozinha da felicidade. Acaba tu cena con un chupito portugués de ginja, un fruto muy parecido a la cereza, y chocolate.

En cuanto a los alrededores de Lisboa, si te queda tiempo visita Sintra. Puedes ir en tren desde la estación del Rossio. En cuanto llegues te llenarán de folletos para el bus turístico y tours guiados, pero saliendo de la estación de Sintra a la derecha, para el bus 434 que por 5€ te lleva a los puntos más turísticos y puedes subir y bajar durante el día. Con este bus puedes parar en el centro histórico de Sintra, en el castillo de los Moros donde podrás tirarte en tirolina y en el parque y Palacio de la Pena.
El Palacio de la Pena construido en la sierra de Sintra está considerado por la UNESCO, Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad. Antigua residencia de varios reyes, es la máxima expresión del Romanticismo del siglo XIX.
Para la entrada tienes varios precios, para ver el parque, el parque y las terrazas de palacio o el palacio entero. Elige a tu gusto y pasa un buen rato por allí ya que el parque es bastante grande.


Aprovecha también para ir a Cascais y a Estoril si puedes, son muy pequeños y turísticos pero puedes pasar la tarde paseando cerca de la playa. Tampoco te pierdas Cabo de Roca, pues podrás decir que has estado en el punto más occidental del continente europeo, eso sí, prepara la chaqueta porque hace bastante fresco.

Espero que disfrutes de tu viaje y te lleves un trocito de Lisboa en el coraçao.



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